Y quizás, no elegimos a la persona equivocada, sino que elegimos a la persona correcta para poder equivocarnos. Porque más de una vez necesitamos alguna que otra decepción para auto-conocernos. Para poder seguir. Somos individuos tristes. El conocimiento, el aprendizaje, siempre viene del dolor, del errar, y del fracaso. Nacimos para esto.
Supongo que algún día, elegiremos a la persona correcta. Y eso será realmente hermoso.
¿Pero quién no te asegura que ahora, quien eligió correctamente a la persona equivocada, fue ella?
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