domingo, 11 de mayo de 2014

La gente le tiene miedo a la lluvia. Cada vez que cae una gota, las personas se esconden. Se quedan acostados todo el día, o sentados en el sillón. Y quien sale, siempre está buscando un techito. Y el otro está corriendo para no mojarse (aunque adelante llueva también). Las plazas están vacías y los corazones también. Las baldosas flojas terminan siendo un juego en el que nadie quiere participar. Y las gotas parecieran querer decirte algo, golpeando cada vez más fuerte en tu cara.
Por eso, la gente le tiene miedo a la lluvia. O quizás, le tienen miedo a encontrarse a ellos mismos entre la tormenta.
"Con lluvia este camino, sería otro camino, este bosque otro bosque".

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