sábado, 13 de diciembre de 2014

Hay un mito de una pequeña región de Taiwan, que dice que nuestra piel es un cuento. Y que solo pueden leerla el cuerpo de cada uno, uno mismo, y aquella persona que esté destinada a ser nuestro "amor eterno". También dice que algunas son más novelas que cuentos, y que otras, simplemente pequeñas narraciones. Pero no hay capítulos, ni puntos, ni comas. Está todo de corrido, y perfectamente detallado. Algo bastante raro ya que no hay un límite.
También, este mito dice que no hay goma, ni agua, ni jabón, que logre borrar lo escrito en la piel. La caricia recibida en la mejilla derecha por parte de un amor que ya no está a nuestro lado, no se va a ir nunca. Y si alguien te acaricia en ese mismo espacio, se reescribe arriba, pero sin tapar la marca anterior.
Las cicatrices son esas que se manifiestan para dejar marcado algún momento pequeño. Las cicatrices que en verdad se escriben, y que son difíciles de ver, son las que están adentro, y que solo logran escribirse minuciosamente en la parte externa, segundos antes de tener frente a frente a nuestra persona indicada, la única capaz de ver con tanta transparencia lo que uno ha vivido. (Entre tanta eternidad e infinidad, entre tantos millones de personas, entre tantos países, ciudades, idiomas... Ya nos estamos dando cuenta de por qué simplemente es un mito ¿verdad?).
Pero esta región asiática de verdad creía que nuestra historia estaba escrita en la propia piel de cada uno. Decían que el amor, dolor, la felicidad, el anhelo, el odio y la traición eran sentimientos y hechos demasiado fuertes, como para ser simplemente algo efímero en nosotros. Sugerían, muy solemnemente, que alguien, con el paso del tiempo, cuando recordaba de la manera en que se sintió en el momento en que amó, fue feliz, odió, extrañó o fue traicionado, era porque la marca había sido escrita en su piel. Y cuando alguien no lograba recordar, era porque ese instante, no había sido manifestado en la piel. (También creían que el alzheimer era porque en realidad, la persona que lo padecía, tenía arruinada su piel, a tal punto que ni su propio cuerpo lograba leerla, y por eso hasta a veces, al leer, se confundía de tiempo, o "se olvidaba de las cosas").
El olvido, justamente, para ellos es algo que no existe. Una persona no puede olvidar lo que tiene escrito en su piel. Pero aún así, es algo a lo que le tienen mucho miedo. Reflexionan y dicen que si un demonio de verdad existe, es este, ya que "una persona está compuesta por lo que vivió, lo que amó, lo que lloró, lo que sintió".
Se puede coincidir del todo con lo que dice esta tribu sobre la piel, también se puede criticar, pero si algo debemos estar de acuerdo, es de lo que somos, y que nuestra piel es nuestro libro. Aquel que dice de qué estamos hechos. Por lo que pasamos. Podemos contarlo, pero nunca nadie, lo va a vivir en carne propia, como nosotros y nuestra piel. Lo del amor eterno, es algo que se debe. Quizás alguien tenga la suerte y pueda decir si es verdad, si todo está escrito detalladamente. Mientras tanto, tan solo será un mito que debe ser contado.

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