martes, 3 de junio de 2014
Y el destino terminás siendo vos.
El destino te pone en algún lado. El destino quería que te cruzara y que creamos que fue casualidad. El destino quiso que vos te quedes dormida, o que te levantes más temprano de lo normal. Que desayunes rápido, o quizás, que desayunes sin apuros. Que te pongas lo primero que tengas a mano... O que abras el armario y te pongas a elegir qué saco ibas a usar. Quiso que se te vaya el bondi, y tomes el siguiente. O que tomes el anterior al que siempre te tomás. Yo no sé como fue, pero sí sé que el destino quiso que te cruzara de casualidad. Y el destino termina siendo consecuencia. Y el destino terminás siendo vos. Y la casualidad, o la causalidad, o la suerte, o lo que sea ya no importa. Porque la fuerza sobre natural, como la fuerza de tus acciones o la fuerza de las mías, logró, que por fin, después de tanto tiempo, me satisfaga otra vez la vista, tus ganas de sonreír.
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