- No creo que esto sirva de mucho.
- La inconstancia del ánimo depende de los gestos que uno recibe, o que uno da.
- Pero, regalar rosas al que pase? Qué recibe usted a cambio?
- Muchas sonrisas.
- Es insignificante.
- Para mi no. Verá, yo creo que no hay mejor remedio que la sonrisa. Una sonrisa es el dispositivo que dispara otra sonrisa. Yo le doy esta flor a esa señora. Ella sonreirá, de seguro. Quizás tuvo un día malo. Tengo un buen gesto con ella. A la noche la verá en su florero, arriba de la mesa, se acordará y se dará cuenta que a pesar de tanta lluvia, la iluminó un rayito de sol. Pero centrémonos en su primer sonrisa al recibirla. Ella sonríe. Yo sonrío. Y si yo tuve un mal día? Bueno, me acordaré de que hice sonreír a alguien, y me iluminará ese mismo rayito de sol, a pesar de tanta niebla. La sonrisa es una enfermedad. Se contagia. Pero es una enfermedad sana, que se cura al seguir sonriendo.
- No sé, yo sigo pensando que es una pérdida de tiempo.
- Pérdida de tiempo es su cara de seriedad. Tenga, tome una rosa. Y regáleme una sonrisa.
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