Que quede claro antes de comenzar que esta agrupación no está hecha para el beneficio personal de cada integrante. No está hecha para intentar enamorar, y quien la integre tiene que padecer anónimo. El reconocimiento facial es lo único aceptable. Nada de nombres, de apellidos, de apodos ni de firmas. Quien quebrante estas reglas, quedará fuera de la asociación, pero para su suerte podrá inscribirse en la "Comunidad de los obsequiadores de frases en la vía pública para propio beneficio", que aún así no tiene nada que ver con nosotros.
Ahora, ya dichas las normas, comencemos.
Somos una asociación que se encarga de robar. Pero ojo, no se asuste. Robamos segundos de atención. Robamos sonrisas. Y solemos robar también un poco de desprecio, como también corazones.
Nuestra intención: Ayudarle a pasar un lindo día. (No, no les estamos atrás todo el día como la colectividad "Pasemos un hermoso día"). Lo que queremos es que, en el momento en que usted llegue a casa, tenga algún recuerdito pequeño, pequeñito, que lo haga sonreír. Y si es por culpa nuestra, mejor.
Para qué? La respuesta es fácil. Demostrar que nada está perdido.
Por qué decimos que robamos, por ejemplo, su atención? Porque en el momento en el que nosotros actuamos, aunque sean tan solo cinco segundos, usted se gastó en regalarnos un momentito de su vida, y de leer una frase que le escribimos con todo el cariño para usted.
Estamos en todos lados. En la vereda, en el bondi, en la parada, en la estación, en el subte, en el tren, en la entrada del edificio, en la cancha, en el bar, en un recital, en donde usted se le ocurra, alguno de nosotros estará allí.
Esta asociación es mixta, así que no busque hombres o mujeres en especial. Ambos estamos metidos.
Los hombres, en general, como quien les escribe, solemos regalarle frases bonitas a mujeres que son imposibles de olvidar. Por ejemplo, hoy, uno de los nuestros le regaló a una muchacha en el Colectivo 33, un papelito con la frase "Vos sabés muy bien, muñequita, lo linda que sos". La mujer no lo tomo con muchas ganas (de seguro creía que sería algún número de celular), pero terminó soltando una sonrisa. Objetivo cumplido. O al menos, la mitad. Si la mujer no tiró el papel, o si lo tiró, pero lo guardó en su cabeza al menos hasta la noche, si para la mujer fue un lindo gesto y no algo insignificante, el objetivo está hecho. Sino, no será válido. Pero aún así, no importa, porque no falla quien lo intenta. Pero aún así, nunca sabremos si nos fue bien o nos fue mal. Y de eso también se trata.
Volviendo al tema, los hombres en general le regalan a esas mujeres. Aunque también suelen escribir frases para poder subirle el ánimo o darle ganas a alguien de seguir.
Las mujeres, hacen lo último, pero también tienen su preferencia. Y es regalarle frases bonitas a hombres jóvenes y buenmozos. Por ejemplo, hace un tiempito, una chica escribió "A algún lugar de mi locura te quiero llevar" y se lo obsequió a un muchacho que estaba por bajarse del Subte D. El muchacho lo leyó, sonrió y se bajó. Todavía no supimos si el señor se acuerda de eso. Si ese mismo día se acordó. Si ganamos o perdimos. Pero acaso importa eso?
Sigamos hablando de la asociación... Nunca, pero nunca, dos integrantes de la asociación van a estar en el mismo lugar. Nunca. Y no porque seamos pocos, sino porque sabemos en qué lugar estar.
Y nunca tampoco se le entrega a dos personas un papel en el mismo lugar y en el mismo momento. Nunca. Y mucho menos se entrega la misma frase. Siempre una diferente. Y cuando se entrega el papel, se retira rápidamente de la escena.
Qué ganamos nosotros con esto? Si no tenemos un beneficio propio. No conocemos personas así. Ellos nos conocen a nosotros. Ellos solos se quedan con una partecita nuestra, que es ese pequeño papel. Ellos son el punto de mira acá. Ellos reciben y a cambio, nos dan su inseguridad al aceptar, su mueca al recibirlo, su mirada luminosa. Ellos, y ellos.
Nosotros somos una pequeña historia que nunca concretaron. Somos las palabras que no llegaron a decir. Somos las personas que quizás les gustaría conocer. Somos las preguntas que no hicieron. Nosotros, y nosotros. Nosotros no sabemos si ganamos o perdemos. Y eso acaso importa?
No me importa triunfar ni ser derrotado. Por la razón en que estoy acá es porque, luego de tantas historias que nunca llegaron a ser, luego de tantas miradas cruzadas y palabras que murieron hundidas en la saliva. Tantos "Buenas tardes, disculpe que la moleste, pero usted es hermosa" que no dije. Tantas cosas que no pasaron, me hicieron acostumbrarme que nunca van a pasar. Y eso está bien. La desilusión y la decepción están bien. Nos ayuda a seguir. Sin ellas, yo hoy no estaría acá. Pero al menos quiero pasar yo, quiero obsequiarles algo para que no me olviden. Porque yo, ya no podré hacerlo.
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