viernes, 20 de septiembre de 2013

No es premeditado, me agarran estos bajones y siento que no puedo más. Después de todo, todos somos humanos y sentimos las cosas de manera parecida. Si me equivoco aprendo, pero ya estoy a un punto de no saber qué está bien y qué está mal. Todo se modifica. Ayer estaba tan bien y hoy estoy tan mal. Son las dos caras de la moneda. Soportar lo que diga mi vieja, soportar caprichos, soportar cosas que no debería. ¿A quién le importa lo que pasa acá dentro? No dentro mío, sino dentro de cada uno. Creo que es algo que todos nos preguntamos alguna vez. Es que nos sentimos desolados y no encontramos ni el por qué ni una compañía que nos haga bien. Somos lo que nos pasa y no decimos, porque no hay palabras para expresarlo. A veces somos cualquier cosa, una improvisación, un chiste para los demás, una persona más para cualquiera de este mundo. Pero si algo nos une, aunque no nos demos cuenta, es a veces no encontrar el rumbo.

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