No todos los días pueden ser buenos. Mientras haya días lindos, también existirán los días magros. Esos en los que no querés otra cosa más que desaparecer, escaparte de la estratosfera, o simplemente quedarte todo el día durmiendo y que pase el tiempo. Porque eso es lo que buscamos, que pase el tiempo y que las cosas se vayan acomodando.
Yo, por mi parte, soy de reaccionar mal en muchas cosas. Soy mal humorado algunos días, algunos momentos, cuando dicen algo puede que me lo tome mal, como también puede que me lo tome con gracia. Las personas que más quiero, una en particular, me dice que soy insoportable, o pesado, o que no me tomo nada con humor. A mi, me pone mal que me lo diga, pero es porque yo nunca digo cosas así, y porque es justo esa persona quien me lo dice. Aún así, aunque patalee y me duela, tiene razón. Soy todo eso. Conozco todos mis defectos, y lo acepto. Pero a veces la gente no quiere entenderte ni aceptarte y le es más fácil decirte todo lo que sos, en vez de decir "¿Te molestó? Perdón, no lo digo más". Quizás sea difícil con una persona como yo a la cual le molestan muchas cosas, pero bueno.
Hoy, me salieron mal las cosas. Hice público un comentario que le dio lugar a otros para reírse, o para criticarme, o para marcarme los defectos nuevamente. La verdad es que, aunque me moleste lo que hayan dicho, yo les di pie. Y mientras viva, les voy a seguir dando pie. El problema es cuando a quienes les da pie a que lo hagan, son las personas que vos más querés y a las que nunca le harías eso.
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