Niño crece y deja de creerse príncipe para convertirse en uno, rescatando a su princesa de lo absurdo. Juega con su orgullo, empieza a ir al frente como todo un soldado, entregando el corazón en cada batalla, siendo vencedor o cayendo derrotado. Deja de jugar con los muñecos para convertirse en la
Niño se hace mayor, deja los castillos de arena, se tira al río, y comienza a nadar contra la marea; El castillo se destruye y de él queda tierra mojada, como cuando se hizo grande y dejó los sueños durmiendo en la almohada, entre sabanas se cuidaba, y ahora nada, era el rey de la esperanza, y se
Niño recuerda a sus juguetes, recuerda sus momentos de niñez, quiere volver atrás pero el tiempo ya se fue; Aprendió a vivir, que para ser feliz hay que sufrir, que para conseguir amor hay que jugarse el corazón, que se tropieza con la misma roca muchas veces, que aunque no es la experiencia, de los errores se aprende, que se respeta la presencia de uno cuando la ausencia está de turno, que los labios no besan tan bien como la mirada, que una sonrisa vale más que una vacía palabra, que las caricias son el lenguaje del alma, que los recuerdos no se olvidan, sino se guardan (Lo que hoy te hace sufrir, será motivo para sonreír mañana), y que los sueños van a la par con la esperanza, sueña entre sábanas, llora en tu almohada, sonríe ante todo, libera el dolor, deja que se vaya, recuerda que las heridas que hoy duelen, mañana sanan.
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